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Las nuevas chatas
Escribo esto porque necesito hacer pública mi queja. Odio las siliconas . Las odio, deberían estar prohibidas, deberían reventar del calor, un día de estos voy a tirarme encima de algún gato vinílico y se las voy a arrancar con mis propias manos. A ver si me explican como son las reglitas de juego porque no las entiendo. Cuando yo era chica, las minas eramos normales, algunas mas, otras menos tetas, pero en general normalitas . Eso era bueno y reconfortante para todas. La chata con un push up quedaba normal, la normal se lo calzaba solo para alguna ocasión especial, y la tetona, esas hijitas de puta, nos consolaban porque eran gorditas o las tenían fofas y caídas . Coca Sarli te extraño. Ya de adolescente me perfilaba dentro de las normales, con 90 de contorno, a pesar de ser alta, tenía buena merca, al punto q poco push up usaba porque ya era demasiado provocativo u ordinario ante mis ingenuos ojos. Pero vinieron toda esa manga de médicos con la maldición de las siliconas ...
Vení que te analizo
Los primeros psicólogos que conocí fueron mis profesores de la facultad. Hasta ese entonces yo tenia una idea clara y colorida de lo que era un psicólogo: un profesional exitoso y filántropo, una mezcla perfecta entre bohemio e intelectual, un tipo todo cabeza y corazón, desbordante de respuestas. Pero salí a la calle a descubrir de que se trataban los psicóloggos reales, los de carne y hueso. En que clase de cosa me iba a convertir, 5 años mas tarde, cuando me recibiera? Mis primeros contactos con psicólogos reales fue en la facultad. Mis profesoras (en su mayoría mujeres) eran espantapájaros nerviosos, mediocres y resentidos. Se agazapaban por los pasillos espiando a sus colegas, inmersos en una competencia a muerte por una cátedra, un concurso, una ideología política, un estatus académico, un puntaje, una rotunda boludez. Shit! pense, si estos son los maestros...Pensé bien. Mas tarde el alma me volvió al cuerpo cuando entendí que estos seres antes de ser psicólogos o docentes eran e...
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