Del Humor al Amor

Durante años escuché hablar de Vos a monjas, maestras y curas. Me aprendí varias de tus enseñanzas y podía recitar orgullosa los 10 mandamientos de Tu Ley. Me dejé infundir mansamente por Tus Sacramentos. Pero no fue sino hasta hace un par de años que Te Conocí. Te rebajaste a rogarme durante años por un poco de cariño. Te contentaste con protegerme de forma invisible y milagrosa de caer por los abismos al borde de los cuales me gustaba jugar, ignorando por completo Tu Amorosa Presencia. Finalmente le ganaste la pulseada a mi sórdida indiferencia, te abriste paso, entraste, y ocupaste mi corazón por completo, dejándome perdidamente enamorada de Tu Amor. Recuerdo mis primeras Navidades , el arbolito destartalado y casi calvo, que sostenía orgulloso brillantes bolas y estrellas multicolores de vidrio espejado, las cuales desvestíamos en una ceremonia interminable y feliz, de sus envoltorios individuales de papel de diario. El pesebre, con numerosos animalitos de porcelana, algunos